Con frecuencia basta estirar la mano y hacer click con el teléfono. Pero, en estricto diálogo con la historia, la humanidad ha tenido que recorrer un largo camino hasta llegar al selfie. No solo porque los autorretratos son tan o más antiguos que el arte rupestre, sino porque el asunto va de la retratística griega a las efigies romanas. De la descripción psíquica a la representación simbólica. De ser una reproducción mecánica y modelada del rostro y figura tomada del natural a un símbolo de Estado. Muchas veces también pasó a convertirse en discutible objeto de culto a la personalidad. Para que, al final, termine por consolidarse como lo que siempre fue: una más de las expresiones plásticas.

Todo lo cual queda perfectamente graficado en la serie de óleos, acrílicos, acuarelas, porcelanas, papeles de arroz y fotografías en digital que componen la colectiva “Selfie en el espejo: retrato contemporáneo” que once artistas presentan desde el 2 de diciembre en la librería La Rebelde de Barranco. Todo un universo que toma como leit motiv ese silencioso disparo digital que se masificó con la aparición de Facebook, pero que empezó por desbordar Myspace y Flickr. Y que alcanzó su consolidación definitiva con Instagram. Por supuesto que la profundidad y seriedad del colectivo Fixed Project Lima está muy lejos de parecerse a lo que se sube a esas plataformas.

-Arte de verse-

Por ejemplo, “Camille” de la artista multidisplinar e invitada Sonia Cunliffe (Lima, 1966) revela, desde la quietud del blanco y negro, la esencia de una musa adolescente atrapada entre la nostalgia y la profundidad del tiempo y del espacio. Una foto digital donde el contraste de luz y oscuridad se revela como ícono de la dualidad humana: la frescura de la juventud coquetea con la sombra de una sabiduría prematura. Una imagen atemporal donde tristeza y belleza componen un vals etéreo. El hilo de humo, que sale de sus labios, flota y serpentea, ascendiendo en probable metáfora del tiempo que se desvanece en espirales de eternidad.

Otro será el vuelo de Kevin de la O (Lima, 1995), quien con ese acrílico titulado “El impacto de tus palabras” pinta, paradójicamente, a un hombre que se ha quedado dormido mientras leía un libro. El gesto gélido, la bola azul en su nariz como escalofriante clown, rubrica el clima inquietante y perturbador. No lo será menos el personaje enmascarado que emerge de un barril de petróleo en “Valentín”, óleo sobre yute de Aaron López. Mientras que Gonzalo García Callegari mezcla acuarela, lápiz y fotografía sobre papel para construir un “Museo mental” compuesto por una niña desangelada cuyo cerebro está repleto de multitudes alteradas.

En contraste, la figura de una dama arbolada y sumida en la quietud de sus propios ramajes —obra sin título de Melissa Larrañaga en óleo sobre tela— solo exhala paz y quietud. Y si Eli Bedón exhibe la imagen de una dama al óleo en insólito trance con sus prendas interiores, Paola Baertl recorta literalmente “En pedazos” cuatro piezas de porcelana conteniendo el rostro fragmentado de una anciana en azul. Mientras, su tocaya Paola Denegri preferirá la impresión digital sobre papel de arroz para rodear con delicadas aves un rostro que tal vez sea el suyo: Bittersweet.

-Carne de pixel-

Juan José Barboza, Joan Jiménez (Entes) y María Pía Torrejón completan el colectivo Fixed Project Lima, que funciona como una plataforma impulsora del trabajo de un grupo de artistas de la misma generación con una formación similar. Y que consolidan su presencia con esta obra reunida en torno a la autofotografía, reflejo instantáneo de la era digital capaz de revelar la profundidad de la expresión humana. Esa que se oculta detrás de la sonrisa o la mirada para, desde la autoreflexión, narrar sus propias historias en un mundo suficientemente saturado de imágenes.

Pero que, por lo menos aquí, trasciende la vanidad para convertirse en una exploración íntima del ser en confluencia con la técnica y la emotividad. Es también un gesto de empoderamiento. Una afirmación existencial en medio de lo digitalmente efímero. Una demostración que, más allá del reflejo narcisista, puede ser un lienzo donde se pinte la singularidad y la complejidad del ser humano hasta trascender el egotismo. Y consolida un lugar en el mundo para el yo contemporáneo.

El dato:

Inauguración: sábado 2 de diciembre. 4 p.m .

Lugar: Librería La Rebelde

Duración: hasta fin de mes.

Horario: De lunes a sábado de 10 am a 7 pm y domingos de 12 m a 7 pm.

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